sábado, 21 de marzo de 2009

Objetos pequeños


Un fotógrafo reniega de la injusticia, de las constantes llamadas de atención que recibe –siempre injustas– e imagina una foto que represente su estado de ánimo. Mientras tanto, Alguien a escasos metros observa los narcisistas registros visuales de una bella mujer en su hi5.

–¡Por qué serán tan lesbianas! –reniega Alguien frente al monitor Sync Master 551v de Samsung, un poco anticuchón.

El fotógrafo trabaja en sus ideas incomprendidas, con su rostro de cojudo pero interesado reportero gráfico sin móvil. ¿Habrá algo más patético que un periodista sin móvil?, se pregunta Alguien, ahora sonriente porque la bella y narcisista –y aparentemente lesbiana– chica del hi5 le ha respondido un comentario. “Agrégame”, le ha escrito, y le ha dado su correo.

–Entonces no es lesbiana, pero puede que sea bisexual. Eso la vuelve más interesante aún... ¡maldito Messenger bloqueado! ¡Por qué ahora no puedo conectarme!

El fotógrafo –valga la redundancia– ya tiene la foto, por lo menos la idea: sus pies huesudos y apestosos sobre una balanza en el suelo del baño. En sepia o blanco y negro, el color podría quitarle dramatismo o acentuar su fealdad visual, lo que no es recomendable para estos casos. Además, deberá utilizar un angular si quiere perspectiva, profundidad.

–¿Pero qué significan tus pies?
–Mi estado de ánimo.
–No entiendo.
–Es la pesada carga emocional de los días sin móvil, sin comisiones, un vacío total… pero al mismo tiempo un homenaje a aquella parte del cuerpo que nos lleva de un lugar a otro.
–¿Y por qué no un cerebro? ese sí que te lleva de un lugar a otro, sobre todo cuando lo estimulas con psicoactivos, ja ja ja.
–Déjame abrirte el cráneo para fotografiar tu cerebro… aunque no tengo macro.
–¿Qué es macro?
–Es un lente especial, para tomar objetos pequeños.

De pronto la redacción se llena de objetos pequeños. Hay algo de silencio y también de ofensa. De silencio ofensivo, como diría una ex. Alguien no ha entendido la respuesta del fotógrafo, o quizá no ha querido prestarle atención, como suele ocurrir. Los objetos pequeños se mueven, teclean palabras ininteligibles y vociferan mentiras por doquier.

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